Tras analizar multitud de opiniones de pulidoras, hemos llegado a la conclusión de que estos son los factores a considerar antes de adquirir una:

  1. La potencia: en estas herramientas se mide en términos de velocidad de giro. Una pulidora rotativa debe alcanzar, al menos, entre 1000 y 2000 rpm (revoluciones por minuto) para realizar las tareas para las que está diseñada. En cambio, una pulidora de alto rendimiento orbital o de doble acción debe ofrecer entre 4000 y 6000 opm (oscilaciones por minuto).
  2. Velocidad variable: las mejores marcas de pulidoras poseen sistemas de control de velocidad electrónico que permiten ajustar cómodamente el giro del disco.
  3. El material de la estructura: las pulidoras de acero inoxidable o de aluminio con tratamiento térmico son resistentes y fiables y ofrecen grandes prestaciones. En cambio, las pulidoras económicas suelen ser de plástico ABS o materiales similares. Esta característica afecta ostensiblemente a la durabilidad.
  4. Diseño ergonómico: esto es básico para un buen agarre y un excelente control de la herramienta. Debe contar, al menos, con una empuñadura engomada en la parte superior y con un mango lateral de apoyo. También debe ser lo más ligera y compacta posible.
  5. Vibración: una pulidora de baja vibración nos permitirá también realizar tareas complejas con más precisión.
  6. Seguridad: las mejores pulidoras del momento cuentan con protección contra rearranque, escobillas de desconexión automática y botones de aceleración y desaceleración.
  7. Transporte: si vamos a llevar nuestra pulidora de un sitio a otro, es recomendable que cuente con un maletín o bolsa que nos facilite transportarla de forma segura.
  8. El precio de la pulidora: suele oscilar entre los 50 y los 200 euros, dependiendo del modelo. Como hemos visto en esta comparativa, es posible encontrar una muy buena oferta en pulidoras si estamos dispuestos a gastarnos una cifra representativa.

¿Qué es una pulidora?

Las pulidoras son herramientas eléctricas cuya función es la de alisar y dar lustre a un objeto de metal u otros materiales para conseguir que su superficie quede brillante o satinada. Generalmente, para conseguir este efecto utilizan un sistema de abrasión, aunque las pulidoras industriales pueden usar también uno de endurecimiento por deformación mediante un bruñidor.

Sin importar si se trata de una pulidora barata o de un modelo profesional, estas herramientas se componen de las siguientes partes:

1. Cable de alimentación o batería: dependerá si es una pulidora inalámbrica o no.

2. Estructura o carcasa: suele tener un diseño ergonómico para facilitar el trabajo.

3. Mangos o empuñaduras engomadas: una principal y otra auxiliar para propiciar un buen agarre.

4. Bonete o almohadilla: es la zona que se utiliza para pulir el material.

Tipos de pulidoras

Existen dos tipos de pulidoras en función de su sistema de funcionamiento:

1. Pulidora rotativa: la más habitual pero, a la vez, la que requiere mayor destreza y habilidad. Operan a entre 1000 y 3000 rpm, por lo que son las pulidoras recomendadas para profesionales que necesitan una elevada potencia y la posibilidad de controlar con precisión la velocidad de giro. También son las más eficaces para corregir problemas en la pintura de coche, por ejemplo.

2. Pulidora orbital o de doble acción: en este caso, la almohadilla no solo gira en círculo, sino que también realiza movimientos elípticos. Esto hace que sea menos agresiva sobre la superficie y que los usuarios con poca experiencia puedan desenvolverse fácilmente con ella. También son las pulidoras domésticas más habituales, aunque resultan más costosas.

Fuente: El Confidencial